Otra idea para una comedia.
Los Tontys se desarrolla íntegramente en la cafetería de una universidad y consta, casi en su totalidad, de conversaciones insulsas y sin sentido entre cuatro personajes muy disímiles entre sí -un adicto a las drogas semi retirado, una neurótica que se niega a acabar una relación, una chica con ínfulas de artista y un enamoradizo compulsivo. Las charlas giran, en su mayor parte, alrededor de borracheras que nunca aparecen, en la aparente incomunicación entre los personajes -nunca se explica cómo llegaron ahí, ni por qué son amigos-, en las relaciones e intrigas que se tejen entre sí y que no los llevarán a ningún lado.
Los personajes secundarios son una alumna de intercambio que se ve involucrada con un veterano profesor de periodismo, un antipático practicante que siempre huele mal y un profesor homosexual que siente atracción por uno de los personajes. Finalmente, los Tontys habla un poco del vacío de la edad mediana, del poco sentido que tiene la amistad: los delgados hilos que unen a los personajes pueden romperse con facilidad, en cualquier momento, dejándolos en evidencia. Esta bomba de tiempo los llevará a seguir alcoholizándose, intentando prolongar la agonía, tratando de acortar las diferencias o de establecer alguna relación duradera. Sin embargo, estas intenciones se verán frustradas, porque la maldad involuntaria también es parte de los Tontys.
Los Tontys se desarrolla íntegramente en la cafetería de una universidad y consta, casi en su totalidad, de conversaciones insulsas y sin sentido entre cuatro personajes muy disímiles entre sí -un adicto a las drogas semi retirado, una neurótica que se niega a acabar una relación, una chica con ínfulas de artista y un enamoradizo compulsivo. Las charlas giran, en su mayor parte, alrededor de borracheras que nunca aparecen, en la aparente incomunicación entre los personajes -nunca se explica cómo llegaron ahí, ni por qué son amigos-, en las relaciones e intrigas que se tejen entre sí y que no los llevarán a ningún lado.
Los personajes secundarios son una alumna de intercambio que se ve involucrada con un veterano profesor de periodismo, un antipático practicante que siempre huele mal y un profesor homosexual que siente atracción por uno de los personajes. Finalmente, los Tontys habla un poco del vacío de la edad mediana, del poco sentido que tiene la amistad: los delgados hilos que unen a los personajes pueden romperse con facilidad, en cualquier momento, dejándolos en evidencia. Esta bomba de tiempo los llevará a seguir alcoholizándose, intentando prolongar la agonía, tratando de acortar las diferencias o de establecer alguna relación duradera. Sin embargo, estas intenciones se verán frustradas, porque la maldad involuntaria también es parte de los Tontys.
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