jueves, mayo 03, 2007

Otra idea para una comedia.

Los Tontys se desarrolla íntegramente en la cafetería de una universidad y consta, casi en su totalidad, de conversaciones insulsas y sin sentido entre cuatro personajes muy disímiles entre sí -un adicto a las drogas semi retirado, una neurótica que se niega a acabar una relación, una chica con ínfulas de artista y un enamoradizo compulsivo. Las charlas giran, en su mayor parte, alrededor de borracheras que nunca aparecen, en la aparente incomunicación entre los personajes -nunca se explica cómo llegaron ahí, ni por qué son amigos-, en las relaciones e intrigas que se tejen entre sí y que no los llevarán a ningún lado.
Los personajes secundarios son una alumna de intercambio que se ve involucrada con un veterano profesor de periodismo, un antipático practicante que siempre huele mal y un profesor homosexual que siente atracción por uno de los personajes. Finalmente, los Tontys habla un poco del vacío de la edad mediana, del poco sentido que tiene la amistad: los delgados hilos que unen a los personajes pueden romperse con facilidad, en cualquier momento, dejándolos en evidencia. Esta bomba de tiempo los llevará a seguir alcoholizándose, intentando prolongar la agonía, tratando de acortar las diferencias o de establecer alguna relación duradera. Sin embargo, estas intenciones se verán frustradas, porque la maldad involuntaria también es parte de los Tontys.